martes, 5 de junio de 2007

LOS PROCESOS INICIALES DE LECTO-ESCRITURA EN EL NIVEL DE EDUCACIÓN INICIAL (Ana Lupita Chaves Salas)

Función de la educación inicial
De acuerdo con los “Fines de la Educación Preescolar”, que se establecen en la Ley Fundamental de Educación, éstos se dirigen a promover el desarrollo integral de la niñez durante los primeros seis años de vida.
La educación del menor de seis años tiene características diferentes en relación con los otros niveles del sistema educativo, ya que atiende a una población que se encuentra en una etapa esencial para el desarrollo de la persona, el desarrollo de la inteligencia, la personalidad y el comportamiento social en los seres humanos ocurre más rápido durante los primeros años. La mayoría de las células cerebrales y las conexiones neuronales se desarrollan durante los dos primeros años y en el desenvolvimiento del cerebro interviene no solo la salud y nutrición de los pequeños, sino factores como el tipo de interacción social y el ambiente que los rodea.
Una mala educación inicial convencional o no convencional, puede lesionar seriamente a los niños y sus familias, tanto en sus posibilidades presentes como futuras, por lo que no se trata de desarrollarla de cualquier manera.
La función pedagógica es la más importante en el nivel inicial, pues se ocupa de optimizar el desarrollo integral del infante, ya que considera los aspecto socioafectivo, psicomotor, cognoscitivo y nutricional, tomando como punto de partida la familia, primer agente educativo del contexto sociocultural que rodea al niño.
Tradicionalmente se le ha adjudicado la tarea de preparar al párvulo para la escuela primaria, muchas veces se trabaja intensamente el aprestamiento, sin tomar en cuenta que el sujeto construye el conocimiento a partir de la interacción con las personas, los objetos, la creación de hipótesis y su esfuerzo por comprender el mundo que lo rodea. La función pedagógica del nivel inicial es más amplia, incluye, además, una dimensión socializadora que contribuye con la construcción del ser social del párvulo y la función recuperatoria, encargada de detectar alteraciones funcionales u orgánicas que afecten el aprendizaje.
Algunos estudios que comparan a párvulos con y sin educación temprana en países en vías de desarrollo, señalan las siguientes ventajas de la educación inicial:
El acceso a intervenciones tempranas suele tener efecto positivo sobre el progreso y desempeño escolar, con descensos sustantivos en las tasas de deserción y repetición;
los niños pobres pueden beneficiarse más de los programas multifacéticos que sus pares beneficiados (R. Myers, 1996 citado por Rivera, 1998, p. 50).
En este contexto, es preciso que los programas de educación inicial sean de calidad y accesibles a todos los sectores de la sociedad, ya que es incuestionable la importancia de este nivel educativo para la formación del ser humano.

Tendencias pedagógicas de los procesos iniciales de lectoescritura
En el recorrido histórico sobre los métodos de enseñanza de la lecto-escritura que han tenido mayor influencia, sobresale un sujeto que aprende como receptor de un conocimiento proporcionado desde afuera, donde los protagonistas son el educador y el método, y no el sujeto que conoce.
En este texto se plantea una visión diferente, desde un enfoque constructivista, donde los niños son protagonistas de su propio proceso de conocimiento. Ellos ingresan al centro infantil con un bagaje de conocimientos que han adquirido en su hogar y a partir de estos, el docente brinda experiencias auténticas de lectura y de escritura que les permite a los párvulos construir colectivamente el conocimiento de la lecto-escritura.

Construcción del conocimiento y del lenguaje
Los estudios de Piaget y Vigotsky, aunque presentan algunas diferencias teóricas, coinciden en que el conocimiento se da mediante un proceso constructivo del sujeto en interacción con el medio, lo que implica un cambio epistemológico que concibe al sujeto y al objeto como entes activos. Desde esta perspectiva, son cuestionables las bondades de los métodos tradicionales para la enseñanza de la lecto-escritura, puesto que el método puede ayudar o frenar, facilitar o dificultar, pero no crear aprendizaje. La obtención de conocimiento es un resultado de la propia actividad del sujeto. Los niños no esperan pasivamente que se les enseñe el lenguaje sino que tratan de comprenderlo, formulan hipótesis y crean su propia gramática con base en la información que le provee el contexto sociocultural en que se desenvuelven.

Nuevas perspectivas pedagógicas en el aprendizaje de la lectura y la escritura
Con base en las teorías de Piaget y de Vigotsky, se han realizado diversas investigaciones y se han formulado nuevas propuestas pedagógicas sobre el aprendizaje de la lectoescritura.
Halliday menciona siete categorías de funciones lingüísticas que se desarrollan en el contexto social y que aplican tanto a la lengua oral como a la lengua escrita:
• Instrumental. Es el lenguaje que se utiliza para satisfacer necesidades.
• Regulatoria. Es el que se usa para controlar la conducta de otros
• Interaccional. Se refiere al lenguaje para mantener y establecer relaciones sociales.
• Personal. Es aquel que permite expresar opiniones personales
• Imaginativa Permite expresar lo que imaginamos y creamos
• Lenguaje heurístico. Nos permite crear información y respuestas acerca de diferentes cosas que se desean conocer.
• Lenguaje informativo. Es el que permite comunicar información.
Es otras palabras, en la apropiación de la lengua escrita es fundamental el contexto sociocultural y el uso funcional que le dé el niño al lenguaje para comunicar significados; por tal razón, es necesario que las educadoras, los educadores y otros adultos que interactúan con las niñas y los niños, promuevan en ellos la capacidad comunicativa en todas sus formas, lo que les permitirá la socialización de sus actos, la integración con su cultura y el conocimiento del mundo.
Numerosas investigaciones sobre los lectores naturales, es decir, niños que aprenden a leer en su hogar sin instrucción formal, coinciden en que el lenguaje emerge de una necesidad de comunicarse con los demás, y que el ambiente ejerce una gran influencia en el desarrollo de esta habilidad.
Todos estos aportes teóricos indican que el conocimiento sobre el lenguaje escrito se construye mediante la participación activa del infante en el contexto natural y cotidiano, al utilizarlo de una manera funcional con sentido y significados reales.
Mediante el lenguaje, se accede al conocimiento, por eso, es de vital importancia que el ser humano se apropie de la lengua escrita; pues se lee y se escribe para aprender y conocer el mundo.
Aprender el lenguaje es aprender a dar significado, aprender a darle sentido al mundo; los estudiantes llegan a las aulas con una gran variedad de conocimientos, que se constituyen en un excelente recurso para construir nuevos aprendizajes a partir de acciones contextualizadas y significativas que prepare el docente. En este contexto, se respeta al estudiante, así como su origen y forma de hablar, y se le estima en toda su diversidad.
El desarrollo del lenguaje y del contenido se aprenden simultáneamente; de hecho, el docente ofrece oportunidades para que los estudiantes participen en experiencias auténticas de habla, de lectura y de escritura, y por otra parte, investiga sobre los contenidos que las niñas y los niños desean conocer. El contenido del curriculum se desarrolla en torno a los intereses y a las experiencias que los educandos tienen en su vida diaria fuera de la escuela, en su contexto sociocultural, con el propósito de incorporar toda la variedad de funciones lingüísticas orales y escritas.
Con el fin de brindar experiencias auténticas y divertidas de lenguaje, se programan diferentes actividades, entre ellas:
• Lectura diaria de cuentos, rimas, poesías, etiquetas, etc.
• Exposición de los niños sobre diferentes temas de su interés.
• Dramatización de cuentos y poesías
• Creación de textos de parte de los párvulos mediante dibujos, letras y símbolos que ellos mismos construyen y leen.
• Planificación de las estrategias de aprendizaje en colaboración los niños y las niñas, las cuales se escriben en la pizarra y posteriormente se leen.
En este contexto, la educadora debe: crear actividades significativas que estimulen el pensamiento divergente, construir significados y buscar soluciones a las inquietudes que se presentan; pero para ello es necesario elaborar preguntas constructivas que obliguen al sujeto a reflexionar lógicamente y a inferir situaciones y ofrecer experiencias lingüísticas tan auténticas e importantes como las que ocurren fuera de la escuela.
Un salón de clase de educación inicial debe contar con un ambiente letrado, pertinente culturalmente y rico en material impreso que propicie el diálogo, el juego dramático, el dibujo, la creación de textos y actividades de lectura y escritura individuales y colectivas.
Para terminar, es preciso aclarar que no se trata de escolarizar el jardín de infantes, se trata de brindarles oportunidades a los niños para que exploren creativamente la escritura y la lectura, y reinventen el lenguaje escrito para que se apropien de él. En síntesis, se trata de que los párvulos construyan el placer de leer y escribir.

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